En el sector laboral a veces el empleado recurre a bajas fingidas, a alargar una enfermedad más de lo necesario, a comprometer socialmente a la empresa y al empresario, a generar un agravio comparativo frente a otros trabajadores, a incurrir en delitos de absentismo laboral o de otro tipo, o simplemente presenta una baja productividad en el trabajo.
Esto puede desembocar en alteraciones en el resto de la plantilla de trabajo, en el tiempo real dedicado al trabajo por nuestros empleados, y como consecuencia la empresa sufrirá daños económicos, institucionales y de otras índoles.